susurraba al infinito el asilo de tus besos,
enardecía, enardecía y enardecía a tus malicias,
procuraba que la escuchases, que calaran en tus huesos,
así mi alma susurraba al viento.
Piadosa o clemente, escucha en el abismo,
escucha lo que dice .- mañanas, tardes y noches, piadosa o clemente, o ambas -.
Reinante de mi alma, avasalladora de mi favoritismo,
escucha lo que dice .- a tus besos, a tus labios, piadosa o clemente, o ambas -.
Y mi alma susurraba al viento tus miradas,
susurraba al infinito el asilo de tus ojos,
enardecía, enardecía y enardecía a tus cuencas avivadas,
procuraba que la escuchases, que calaran sin despojos,
así mi alma susurraba al viento.
Piadosa o clemente, escucha en el silencio,
escucha lo que dice .- mis horas no menguan, mis segundos no corren, piadosa o clemente, o ambas -.
He roído, he llorado, he clamado; al viento sentencio,
mi alma susurra, mi alma grita .- a tus ojos, a tus párpados, piadosa o clemente, o ambas -.