Alevosía

Una mañana, cantares puros en la ribera del alma,

constante vaivén de aguaceros sonantes, 

retórica congruente a la suavidad de tu calma.

Un mediodía, fluctuante devaneo de inmortal coraje,

obstinada alevosía fulminante,

oblicua sonrisa perlada, de las nubes te abstraje.

Una noche, soñares recientes al tope del yacer,

opulenta brillantez de estrellas,

cándida recurrencia de tus ojos sin mi oponer.

La noche

La noche, un abrazo de pintas brillantes, pintas que recorren tus cabellos,
la noche, un sueño retrógrado, que se hace opaco y no aclarece sin tu respuesta,
la noche ... tan lejana, tan distante, tan oscura, tan fría; aún así, la noche sigue teniendo pintas,
pintas brillantes que recorren tus labios, aún estando casi ausente.

Puedo escabullirme en el vaivén de las estrellas, recogerte entre las nubes,
puedo levantarme de las piedras y llevarte al cielo, sin gravedad, sin tino,
puedo hasta no verte en el punto más oscuro de la noche ...
       - heme aquí, esperando tu calidez casi muerta y ahogada, distante y cortante; sin ganas-

La noche, un bostezo gélido de pintas brillantes, pintas que recorren tus ojos,
la noche, al amanecer espera que nunca haya una lluvia en tu alma, para que no se ahogue el fuego,
la noche ... está esperando que vuelvas, que seas la de siempre, sonriente, alocada, taciturna ...
está esperando con pintas brillantes que te cuelgues de mis brazos; aún cuando la luna esté oculta.

Bella

Bella,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella,

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella, 
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.

Hay países, hay rios,
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando 
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía, 
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
era mía, mi bella,
siempre.

Centenos

De los centenos mi esperanza vuela, pura e inmortal sin condena,
De las albas mi amorío espera, entre jardines se desvela,
Conjeturas de mi alma, mañana mi cordura se consuela.

De las gardenias mi corazón late, puro y sereno, a tus ojos enloquece,
De los atardeceres mi devaneo duerme, entre piedras se adormece,
Conjeturas de mi temple, a las caricias de mis versos resplandece.

En el alma mía

                             I

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
¡aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él!
Del altar que le alcé en el alma mía
la Voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.
Aun para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!

Lachería

Allí van las muchachas,
moviendo la cintura las muchachas,
se ven bien coquetas en su marcha.

Allí van los muchachos,
bien recios pecho inflado los muchachos,
halagantes los holgazanes.

Allí van las muchachas, bien pierna afeitada,
deseosas de los muchachos, bien pelo en pecho,
coquetería máxima, lachería pura,
ahí están, las muchachas y los muchachos.

Divina

Divina sonrisa, creciente perlada,
Divinos tus ojos, fulminante mirada,
Divinos tus brazos, acurrucante morada,
Divina completa, mi complemento, mi mujer osada.