se vive y se esparce por la vida como tus realces,
atónitas curvas; sabiduría en mil;
velocidad profunda, como el viento en aquel cuchitril;
cuesta abajo, la cara se desforma,
dos o tres horas, después de eso vuelve a su horma.
Calles y mas calles, no entiendo nada,
casas por todas partes, sin sentido desplegadas,
no como mi mirada, que se siente acongojada,
aquella tarde, fue mi mas mortal mortajada.
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