Y el corazón armonizado abrazó tu canto,
abrazó tu sonriente mirada, profunda y alucinante;
siempre en calma, tendida en mis brazos,
donde tus ojos acarreaban olores frescos de rosas etéreas,
rosas alucinantes, rosas humíferas;
.- Desterrante de almas ciegas para volverlas videntes-.
Y el corazón acompasado palpitó tu iris,
palpitó rítmico, constante y armonioso,
desesperado por no caer al borde de aislar toda mesura
para así convertirse en un salvaje estruendo,
estruendo alucinante, estruendo humífero,
.- Desterrante de caricias suaves para volverlas eróticas-.
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