domingo, 19 de diciembre de 2010

Creer, solo eso es soñar.


Tuve un sueño con los ojos abiertos, donde vi mil estrellas caer sobre la noche inmaculada, sentí sensaciones ocasionales a cada paso redoblado hecho por mi corazón y leí quinientas paginas escritas por mi en dos días, es suficiente para redactar la paranoia que aquel sueño me causo al saber que aun hay una esperanza en la vida y que es llegar lejos sin pestañear un segundo. Golpes de ira entumecen mis ojos y los empañan ante la primera estrella que pasa en aquel sueño, no he de saber que la locura me hace callar y no liberar mi entusiasmo por los colores opacados en mis pupilas. Vi trece cometas pasar frente a mi vida, doce de los cuales en su cola llevaban una tormenta de felicidad y uno de ellos una cola de poco recorrido en la vida, sin mucho que decir. Fue este quien me ilumino por novena vez, contándome de las penas que había visto en su corto viaje y redactando como si fuera su propia vivencia como la injusticia toca la puerta de muchos; sin de una vez por todas acabar de reventar sus inmundos pozos. Golpes de miel sentí al ver su despedida, contará en algún otro lugar como es la vida en mi interior y como se desarrolla mi mundo oculto para todos ustedes e incluso en parte para mi mismo. Soñé con los ojos abiertos y pude darme cuenta de cuan loco estoy, si solo lo que había en aquel lugar era un campo desolado.

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