
No es esa mirada la que me intimida, sino que es la fuerza de tu alma la que me golpea fuerte, además, no es el color de tus ojos, sino que es la furia de tu cuerpo, que con movimientos opacos me ataca fuertemente.
Arranco y camino pronto por una calle en que esta todo vacío, vacío como millones de lugares hay en la tierra, pero ese vacío no era mas que mi sentimiento de soledad por no estar junto a tu mirada.
Salgo de mi mismo, recorro el mundo sin rumbo alguno, las horas pasan y solo estoy sentado en el mismo lugar de donde creí partir alguna vez, aún así recorro el mundo...inmundo...por el inframundo que no he conocido aún.
Infrahumanas son las caricias que tocan mis labios, pero muy humanas siento tus manos y tu piel en mi cuerpo, mas aún, celestiales son las caídas otoñales de tus lágrimas, que hacen que mi alma corra lejos de mi ser, para viajar hasta donde estas.
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